La vida no solo puede cambiar de un día para otro, a veces lo hace en milésimas de segundo, tal y como le ocurrió a Julián. Un joven surfista que el 19 de diciembre de 2024 volvió a nacer, tras ser rescatado por los bomberos de Tenerife.
Bajamar
El sol comenzaba a ponerse en Bajamar con un precioso atardecer que tentaba a Julián y su amigo Hugo a continuar cogiendo olas. ‘Una más y nos vamos’ se dijeron, a la vista de que la marea empezaba a bajar y las piedras comenzaban a asomar.
Ambos eran conscientes de que la seguridad es siempre lo primero y que al mar no hay que tenerle miedo, pero sí un enorme respeto. Una lección que habían aprendido desde que eran unos niños, sobre todo Julián, quien se subió por primera vez a una tabla cuando tenía solo 12 años.
Una experiencia que recuerda con cariño. Fue por casualidad, en una playa de la costa vasca, donde nació el amor de este granadino por el mar y las olas. Un amor que le traería hasta Tenerife y, en concreto, a la zona costera de Bajamar: el oasis de los surferos del norte de la Isla.
Un oasis que también tiene sombras debido a sus corrientes, fondos rocosos y difícil accesibilidad. Factores que, sin lugar a dudas, fueron determinantes a las 18:30 horas del 19 de diciembre cuando Hugo llamó al Centro Coordinador de Emergencias de Bomberos de Tenerife en el 112 para pedir un rescate.
La última ola
En la última ola, Julián se había dado un golpe en la cabeza con una roca. Un impacto seco que le produjo un escalofrío por todo el cuerpo y un dolor punzante en el cuello y la espalda. Lo que sentía no era buena señal, así que hizo todo lo que pudo para volver a subirse a la tabla, salir del agua y avisar a Hugo para que llamara a Emergencias.
A pesar de que pudo salir por su propio pie, a los minutos Julián se dio cuenta de que las extremidades comenzaban a fallarle, no las sentía. Por lo que cada milésima de segundo era crucial.
Afortunadamente, Hugo no solo era su compañero de olas, también era médico, así que le atendió hasta que, a las 19:00 horas, Bomberos de Tenerife con base en La Laguna llegaron al lugar.
Un rescate complejo
Cuando los efectivos del parque de bomberos de La Laguna recibieron el aviso de rescate en la costa de Bajamar, sabían que no iba a ser una intervención sencilla. Además, el afectado presentaba un cuadro muy delicado, así que con toda celeridad se dirigieron al lugar.
Una vez allí, comprueban que Julián manifestaba fuertes dolores en la zona cervical y que no tenía sensibilidad en los miembros inferiores. Por lo que, junto al personal del Servicio de Urgencias Canario (SUC), proceden a inmovilizarlo a un colchón de vacío y, posteriormente, a una camilla nido.
Este proceso, aunque es rutinario para los efectivos, requería de un nivel de precisión y cuidado extremo, pues debían evitar que el daño cervical que el afectado presentaba fuera a más.
No fue una tarea fácil, pues la inaccesibilidad del lugar complicaba la labor, pero la profesionalidad, compromiso y entrega del personal les dio las fuerzas y destrezas extras necesarias para lograrlo.
Una vez es transferido a la ambulancia proceden a su traslado a un centro hospitalario donde, tras varias pruebas, confirman que el pronóstico de Julián era muy complicado: sufría una lesión medular.
Servicios públicos que salvan vidas
A pesar de haber ingresado el 19 de diciembre con un cuadro muy delicado y pasado varias operaciones complejas, a día de hoy Julián ya se encuentra en fase de rehabilitación, dando pasos de gigante. Las ganas de vivir y de salir adelante de este joven surfista son una inspiración para Bomberos de Tenerife quienes agradecen al joven y a su padre, José Miguel, el haberse tomado el tiempo de acudir al parque de bomberos de La Laguna para transmitirles su gratitud.
“Julián y yo queremos poner en valor la enorme labor de los servicios públicos porque la profesionalidad y la rápida actuación de cada una de las personas que formaron parte del rescate de mi hijo fueron cruciales para que él esté hoy aquí conmigo, con nosotros. De verdad, no nos olvidemos de lo importante que son los servicios públicos porque su trabajo salva vidas”, expresaba José Miguel.
Para Bomberos de Tenerife no hay mayor recompensa que saber que han cumplido su misión y que, en la actualidad, Julián se está recuperando. Su valentía y gratitud les llena de orgullo, pues es un claro ejemplo de que la vida es una cadena de favores en la que todos y todas pueden aportar su granito de arena para salvar vidas.