TRANS GRAN CANARIA, PATRIMONIO INSULAR

Por Juan José Laforet

TRAIL: FEBRERO, MARZO Y ABRIL, PRUEBAS CLÁSICAS

En este siglo XXI, tras …. años de continua presencia, se puede decir que, cada mes de febrero, la isla del Roque Nublo, junto al Carnaval, tiene un nombre que la identifica con prestigio en todo el mundo: TRANS GRAN CANARIA. Se trata, como se auguraba hace unos años, no sólo de una prestigiosa prueba deportiva, sino de un “verdadero evento socio-cultural que traspasa fronteras y es un verdadero tesoro con el que esta isla debe correr para siempre”.

Transcurre, transita, atraviesa Gran Canaria de uno a otro lado, de una playa, Las Canteras, a otra, Maspalomas; se adentra por sus más singulares y esplendorosos entornos y paisajes, muchos de ellos apenas conocidos, esa “tras cumbre” que ya definiera Domingo Doreste Fray Lesco (estoy convencido, tras releer en estos días el artículo suyo que comienza señalando como “Nuestra isla, que es un continente en miniatura…”,  que si viviera en estos días  estaría profundamente emocionado con la experiencia que Gran Canaria disfruta cada mes de febrero), se inserta en lugares de alto valor patrimonial como el casco histórico de Teror, la Cruz de Tejeda, los paisajes de Tejeda y Artenara, la tunteña Bajada de la Plata, o el pinar de Pilancones, y traspasa las mismas fronteras insulares en las aspiraciones, los sueños y la felicidad de miles de corredores que llegan hasta la isla para participar en este evento deportivo de montaña, tras largos meses de preparación en lugares y ámbitos muy distantes y distintos.

Del 19 al 23 de febrero pasado se ha celebrado esta prueba con un éxito que superó las más entusiastas perspectivas, al tiempo que mostró su madurez y su consolidación entre deportistas de muy diversos países y continentes.  Nombres como los de Robert Pkemoi, que llegaba con la voluntad de hacer historia en la Marathon de The North Face Transgrancanaria, o  de la guipuzcoana Maite Maiora, una de las corredoras de montaña más polivalentes con triunfos en varias disciplinas, que regresaba por tercer año consecutivo, sin olvidar a Pau Capell que ha vuelto a Gran Canaria en busca de ampliar su leyenda como corredor de montaña. Junto a ellos la corredora sueca del equipo Craft, que afrontó la Advanced de 82 kilómetros, Ida Nilsson que se estrenaba en Gran Canaria, así como el regreso del prestigioso corredor del equipo JOMA Miguel Heras, que regresaba a la isla, tras haber sido vencedor de la carrera en 2010 y subcampeón en la edición pasada. En el KV El Gigante, entre San Pedro y el pinar Tamadaba, brillaron nombres como los de la corredora suiza del equipo HOKA Judith Wyder, junto con el del atleta del equipo The North Face el estadounidense Zach Miller. Un enorme repertorio de atletas internacionales y locales que, un año más, contribuyeron a colocar esta prueba, y a Gran Canaria, en el más selecto parnaso del Trail.

Una prueba grande, consolidada, prestigiosa que surgió de un sueño de unos pocos que supieron arroparla, amamantarla, conducirla correctamente para que creciera sana y saludable, como así ha sido, convertida ahora en patrimonio de una isla y en símbolo de su ser y sentir cosmopolita, generoso y entregado.

Una celebración deportiva que también se define y se resalta por la noble, generosa y abnegada entrega de cientos de voluntarios, sin los que tan compleja y ardua organización no sería posible. Se les debe mucho, pero también debemos decir que son herederos y testimonio de un antiguo y arraigado carácter grancanario, el de la magnanimidad generosa, noble y altruista que siempre ha señalado a los habitantes de esta isla, tanto que ya a comienzos del siglo XX el periodista y político Luis Morote pedía por ello que a los títulos de “Muy Noble y Muy Leal” de Las Palmas de Gran Canaria se le añadiera el de “Muy Magnánima”. Son personas como estos voluntarios las que siguen mostrando la gran magnanimidad de esta isla. La Trans Gran Canaria es con ello también una escuela de participación, una escuela de ciudadanía.

En marzo y abril se celebran otras pruebas que ya son clásicas y multitudinariamente seguidas, como es el caso de “Entre Cortijos” que agotó sus 1.000 dorsales en una hora y media, tras la apertura de inscripciones. Una carrera de montaña, que se celebrará el sábado 12 de abril, y que recorre muy diversos espacios entre cortijos en el camino de la cumbre, lugares donde el ganado se cría entre una vegetación feraz, donde el cardo florece cada primavera para hacer posible el milagro de un singularísimo cuajo y donde se elabora uno de los más sustanciosos y tradicionales quesos de la isla, una verdadera obra de arte gastronómica, el “queso de cortijo”, algo que recuerda aquello que decía Pancho Guerra sobre cómo, en un convite, “…el vinito fue enyescado con aceitunas negras en adobo, baifo frito y un “quesito de cortijo” reciente y muy aseado…”, y que sugiere además los altos valores etnológicos, antropológicos y culturales que también conllevan este tipo de pruebas deportivas para cuantos las practican o las siguen muy directamente. ENTRE CORTIJOS y Montaña Alta de Guía una cita ineludible de cada primavera grancanaria.

También en marzo otro clásico grancanario de Trail es la Circular Extrema Villa de Moya, que se celebra el sábado 22 de marzo, y que regresa este año con sus acostumbradas distancias, en el entorno de la Villa de Moya, Fontanales o el Barranco del Laurel y el de Los Tilos, de 27, 19 y 12 km., y su tradicional y muy seguida “ruta de senderismo”, que es un verdadero aliciente para cuantos participan en esta ya popular y esperada prueba.

Y la LPA Trail que, a dos meses de su celebración, el domingo 30 de marzo, ya superaba los 800 inscritos. La prueba, que destaca por combinar de manera única el asfalto de la ciudad y los múltiples terrenos de la montaña, presenta como principal novedad el recorrido de su carrera larga, que en esta ocasión tendrá la línea de salida en el casco histórico de Santa Brígida. Además, la distancia Corta de 5 kilómetros pasa la ubicación de su salida al barrio de Lomo Verdejo.

Unas pruebas y un orbe insular, que nos hace pensar en esa ilusión ya muy generalizada, dentro y fuera de las islas, de lo que supone el sueño de ser corredor de Trail en Gran Canaria. Una isla muy adecuada para que, lo antes posible, se ubicara aquí un centro de alto rendimiento para deportistas de esta especialidad. Actividad de la que también se beneficiarían otros corredores foráneos y locales que tienen aquí una de sus plataformas de entrenamiento preferidas, como se ha constatado a lo largo de todo el mes de enero y de febrero, cuando la climatología acompaña maravillosamente. Y es que, por algo, y desde hace ya años, hay mucha gente que al hablar de Trail aquí habla de “transgrancanarear”.