LA CIUDAD DEL SIGLO XVII, UNA TIEMPO A VALORAR

Por Juan José Laforet

Con la primavera aparece un nuevo libro del doctor Manuel Lobo Cabrera, el segundo de su serie sobre la “Historia de Las Palmas de Gran Canaria”, y lo hace bajo el título de “Las Palmas en el Siglo XVII. Una ciudad monacal y defensiva”. Una nueva aportación para que la capital grancanaria cuente con una historia sucesiva y conjunta de su pasado como ciudad. El profesor Lobo Cabrera resaltaba que precisamente le movió a trabajar en esta obra el ver cómo, una capital con una historia tan trascendente en el conjunto del Archipiélago, y a la vez de enorme importancia en el conjunto de las relaciones atlánticas, no contaba con un trabajo de estas características, algo que ya tenían otras ciudades, cual es el caso de la capital tinerfeña que, desde 1977, cuenta con una “Historia de Santa Cruz de Tenerife (1494-1977)” en cuatro tomos, obra del profesor Alejandro Cioranescu. En su caso el ex rector de la ULPGC señaló que, junto con el primer libro de la serie, “Las Palmas de la fundación a la invasión (1478-1599)”, tiene en preparación el tercero dedicado a “la ciudad de la ilustración”, con el que culminaría este trabajo.

Con esta nueva, rigurosa y sugerente visión del siglo XVII en Las Palmas de Gran Canaria Lobo Cabera afronta una auténtica revisión del concepto que se tenía de esta centuria, que había comenzado mal tras el cruento ataque del almirante holandés Pieter Van der Does en junio y julio de 1599, con unas consecuencias de destrucción a distintos niveles, que incluso favorecieron que muchos capitales y comerciantes se trasladaran a otros puntos fundamentales de la economía isleña de entonces, como era el caso de los puertos de Garachico y de La Orotava en Tenerife. Pero, pese a ello, el siglo XVII no fue, como mucha gente ha planteado, “un paréntesis en la historia local”, una afirmación que muestra que “no han tenido un conocimiento del mismo”. 

Las Palmas no sólo resurge de sus cenizas urbanas y económicas, al tiempo que va reconstruyendo lo aniquilado, cosa que no era poco ni fácil, pero a la vez se “hacen importantes mejoras en sus fortificaciones y se artilla muy bien”, se hace patente su lema heráldico: “segura tiene la palma”, y cuenta para ello con un personaje importante que se ha establecido en la ciudad, el ingeniero militar de origen italiano Próspero Casola (1565 Reggio Emilia – 1647 Las Palmas de Gran Canaria). Un gran espíritu emprendedor impelerá a sus habitantes a trazar mejoras significativas en la trama urbana de la ciudad, en el entorno de la calle Mayor de Triana y en el de la Plaza de Santa Ana en Vegueta, e “imitando a las grandes ciudades castellanas también se levantan tres nuevos grandes conventos”. Además, el XVII es el siglo en el que va apareciendo un orbe cultural propio, con artistas, literatos y arquitectos criollos, como fue el caso del célebre escultor y tallista Fernando Alonso de Ortega.

Indudablemente, como señalaba en su presentación el Rector Honorífico de la ULPGC doctor Francisco Rubio Royo, estamos ante la obra de un autor, de un investigador con una gran capacidad de trabajo, con un relevante actividad docente, investigadora y divulgadora, la tres grandes funciones de la actividad universitaria, a la que ha dedicado toda su vida y su empeño, con creaciones como los curso de “Peritia y Doctrina” que constituyen una gran fenómeno social, y ahora ante un libro que “se lee con gran facilidad e interés creciente”. Una obra que, además, y como señalaba su autor, nos ayuda a entender mejor que olvidar la historia nos lleva a sobrevalorar hechos actuales poco relevantes.