Alonso Hernández Guerra. “Sabiduría oceánica”

Quienes amamos Canarias, amamos el mar que nos rodea, que baña nuestros pies, que nos alimenta, que contribuye a nuestra bonanza meteorológica, que se diluye en nuestro horizonte y que nos une. Esa conexión también la sintió desde su infancia nuestro protagonista de portada de esta edición, el catedrático de Oceanografía Física de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), Alonso Hernández Guerra. El profesor Hernández Guerra, también dirigió durante una década el Instituto de Oceanografía y Cambio Global de la ULPGC y lleva implícita en su condición académica la investigación y la búsqueda de respuestas a los múltiples desafíos que enfrentan los océanos. El aumento de la temperatura del agua, del nivel del mar, sus consecuencias y afección a nuestro territorio, son cuestiones prioritarias en la agenda científica y política del momento, también en nuestras islas. Por ello,  este destacado investigador, considera crucial que Canarias cuente con un barco oceanográfico anclado a las prioridades científicas de nuestra tierra. Para Hernández Guerra, “un barco oceanográfico no es un lujo, sino una inversión urgente en conocimiento, resiliencia y sostenibilidad”. 

1. ¿Recuerda qué fue aquello que le atrajo del mar?

Aunque me crié en Tafira, lejos del mar, el océano siempre tuvo un aura especial en mi infancia. Ir al mar era una excursión que hacíamos en familia, guiados por mi madre, que lo adoraba profundamente. Íbamos todos los hermanos con ella, y esos momentos se convirtieron en recuerdos imborrables: el trayecto hasta la playa de las Canteras, el primer contacto con la arena, el sonido envolvente de las olas. Fue a través de esas salidas que el mar dejó de ser solo un paisaje lejano para convertirse en un lugar de descubrimiento, de conexión emocional. Esa experiencia temprana, marcada por la alegría compartida y la admiración de mi madre por el océano, sembró en mí una curiosidad que con los años se transformó en vocación científica. El mar, aunque distante en mi día a día de niño, terminó siendo el centro de mi vida profesional y una fuente constante de inspiración.

2. ¿A qué retos se enfrenta el mar que nos rodea en la actualidad?

El mar que rodea Canarias enfrenta múltiples retos, muchos de ellos derivados de la actividad humana. El cambio climático es uno de los más graves: el aumento de la temperatura, la acidificación del agua y el ascenso del nivel del mar están alterando los ecosistemas marinos. A esto se suma la contaminación por plásticos, que afecta la calidad del agua y la salud de las especies. Otro desafío es la sobreexplotación pesquera, que pone en riesgo la sostenibilidad de los recursos. Además, el desarrollo costero sin planificación adecuada amenaza hábitats sensibles como sebadales y zonas intermareales. La presión turística también genera impactos, especialmente en áreas protegidas. Frente a estos retos, es fundamental reforzar la investigación, mejorar la gestión ambiental y fomentar una conciencia ciudadana que entienda que proteger el mar es proteger nuestro futuro como sociedad insular.

3. ¿Qué riesgos trae consigo el cambio climático?

El cambio climático representa una amenaza global, pero sus efectos se sienten de forma especialmente intensa en territorios insulares como Canarias. Entre los riesgos más evidentes está el aumento del nivel del mar, que puede provocar la erosión de playas, la inundación de zonas costeras y la pérdida de hábitats. También se observa un incremento en la temperatura del agua, lo que altera los ciclos biológicos de muchas especies marinas y favorece la aparición de organismos invasores. La acidificación del océano, producto de la absorción de CO₂, afecta a organismos calcificantes como moluscos y corales. Además, el cambio climático intensifica fenómenos meteorológicos extremos, como tormentas o sequías, que repercuten en la estabilidad de los ecosistemas y en la economía local. Estos riesgos no son hipotéticos: ya están ocurriendo. Por eso, es urgente adoptar medidas de mitigación y adaptación que protejan tanto el medio ambiente como las comunidades costeras.

4. ¿Qué papel juegan el deshielo de Groenlandia y la Antártida en este fenómeno global y cómo afecta directamente a Canarias?

El deshielo de Groenlandia y la Antártida es uno de los principales motores del aumento del nivel del mar a escala global. Estas regiones polares almacenan enormes cantidades de agua en forma de hielo, y su derretimiento progresivo, acelerado por el calentamiento global, está contribuyendo a que los océanos se expandan. Aunque Canarias está lejos geográficamente de estos polos, los efectos nos alcanzan de forma directa. El ascenso del nivel del mar puede provocar la pérdida de playas, la intrusión salina en acuíferos costeros y la afectación de infraestructuras cercanas al litoral.

Además, el deshielo puede provocar el colapso de la corriente transportadora global, también conocida como circulación termohalina. Este sistema regula el clima mundial al redistribuir el calor entre distintas regiones del planeta. Su desaceleración o interrupción tendría consecuencias graves: cambios drásticos en las temperaturas regionales, alteraciones en las precipitaciones y mayor frecuencia de fenómenos extremos. En Canarias, esto podría traducirse en un clima más variable e impredecible, con impactos negativos en sectores como el turismo y la agricultura. Lo que ocurre en los polos no es ajeno a nosotros: somos parte de un sistema interconectado.

5. La temperatura superficial del océano en Canarias ha aumentado 1,5 ºC. ¿Cómo se traduce esto en nuestro entorno?

A nivel global, la temperatura superficial del océano ha aumentado en torno a 1,5 ºC, pero en Canarias este incremento ha sido algo menor. Sin embargo, incluso este menor aumento tiene implicaciones relevantes para nuestros ecosistemas y nuestra vida cotidiana. El calentamiento altera los ciclos biológicos de muchas especies marinas, afectando su reproducción, migración y distribución. Algunas especies autóctonas podrían verse desplazadas por otras más adaptadas a aguas cálidas, lo que modifica las cadenas alimenticias y puede generar desequilibrios ecológicos. Además, el calor adicional favorece la proliferación de algas nocivas y organismos invasores, que pueden afectar la pesca y la calidad del agua. En el ámbito costero, el aumento de temperatura contribuye a la intensificación de fenómenos meteorológicos extremos. En resumen, este cambio térmico es una señal clara de transformación que requiere atención y seguimiento.

6. ¿Veremos desaparecer playas y pueblos costeros?

Si no se toman medidas efectivas de adaptación, es probable que algunas playas y zonas costeras de Canarias sufran una transformación significativa, e incluso desaparezcan. El ascenso del nivel del mar, combinado con la erosión costera, pone en riesgo áreas que hoy consideramos emblemáticas. Las playas, que son sistemas dinámicos, pueden perder volumen de arena o cambiar de forma, afectando tanto al paisaje como a la actividad turística. En casos extremos, la subida del mar podría inundar infraestructuras cercanas al litoral, comprometiendo viviendas, carreteras y servicios públicos. Algunos pueblos costeros, especialmente aquellos construidos sin suficiente planificación frente al riesgo climático, podrían enfrentar desplazamientos o reubicaciones. Este escenario no es ciencia ficción: ya hay ejemplos en otras partes del mundo. Por eso, es fundamental invertir en estudios de vulnerabilidad, en obras de protección y en políticas urbanísticas que respeten la dinámica natural del litoral.

7. ¿Veremos especies marítimas hasta ahora poco frecuentes en nuestros mares?

Sí, de hecho ya estamos observando la llegada de especies que antes eran poco frecuentes o inexistentes en aguas canarias. El calentamiento del océano está modificando las rutas migratorias y los hábitats de muchas especies marinas, favoreciendo la expansión de organismos tropicales hacia latitudes más altas. Esto incluye peces, medusas, algas y otros invertebrados que encuentran en nuestras aguas condiciones más favorables que en el pasado. Aunque algunas de estas especies pueden enriquecer la biodiversidad, otras pueden convertirse en invasoras, desplazando a especies autóctonas y alterando los ecosistemas. También pueden afectar la pesca, al modificar la composición de las capturas y generar incertidumbre en los recursos disponibles. Este fenómeno, conocido como tropicalización del océano, es una señal clara del impacto del cambio climático. Monitorizar estos cambios es esencial para anticipar sus consecuencias y adaptar nuestras políticas de conservación y gestión pesquera.

8. ¿Cuáles son las zonas más vulnerables del Archipiélago?

Las zonas más vulnerables del Archipiélago canario frente al cambio climático y la presión sobre el medio marino son aquellas que combinan alta exposición costera, densidad poblacional y ecosistemas sensibles. Entre ellas destacan las áreas urbanizadas cercanas al litoral, como algunas zonas de Gran Canaria, Tenerife, Lanzarote y Fuerteventura, donde el crecimiento urbano ha reducido la capacidad de amortiguación natural frente a la subida del mar. Identificar estas áreas y priorizar su protección es clave para una adaptación eficaz y equitativa.

9. ¿Esto podría impactar directamente en nuestro sector pesquero o turístico?

Sin duda, los efectos del cambio climático puede impactar directamente en dos pilares económicos de Canarias: la pesca y el turismo. En el sector pesquero, el calentamiento del agua y la alteración de los ecosistemas marinos pueden modificar la distribución de especies, reducir la productividad de los caladeros y aumentar la presencia de especies invasoras o no comerciales. Esto afecta tanto a la rentabilidad como a la sostenibilidad de la actividad. En cuanto al turismo, la pérdida de playas y la afectación de paisajes costeros pueden reducir el atractivo del destino. Además, fenómenos extremos como olas de calor o tormentas pueden alterar la experiencia turística. Por eso, es esencial integrar la variable ambiental en la planificación económica, apostando por modelos sostenibles que protejan los recursos naturales y garanticen la resiliencia de estos sectores clave.

10. ¿Cuáles son las medidas de contención que estamos aplicando en la realidad?

En Canarias se están aplicando diversas medidas de contención frente al cambio climático, aunque aún queda mucho por hacer. A nivel institucional, existen planes de adaptación climática, estrategias de economía circular y normativas para la protección de espacios naturales. También se han impulsado proyectos de restauración de ecosistemas costeros, como sebadales y dunas, que actúan como barreras naturales frente a la erosión y el ascenso del nivel del mar.

Ejemplos destacados son el proyecto LIFE COSTAdapta, liderado por el Cabildo de Gran Canaria, que propone soluciones basadas en la naturaleza para proteger el litoral mediante sistemas de arrecifes-charcos de marea, y el Proyecto de Acción Climática (PAC) en Las Galletas (Tenerife), que contempla la reubicación de infraestructuras vulnerables y la renaturalización del frente marítimo.

En el ámbito científico, se desarrollan sistemas de monitoreo del océano y estudios de vulnerabilidad para orientar la toma de decisiones. Además, iniciativas locales promueven la educación ambiental y la participación ciudadana en la conservación marina. Sin embargo, muchas de estas medidas necesitan mayor coordinación, financiación y continuidad. Es fundamental que la contención no sea solo reactiva, sino preventiva, y que se base en el conocimiento científico. La colaboración entre administraciones, universidades y sociedad civil es clave para avanzar hacia una gestión más eficaz y resiliente del litoral canario.

11. ¿Y todo ello también se podría reflejar en nuestro clima, tan envidiado?

Sí, los cambios en el océano y en la atmósfera están afectando el clima de Canarias, tradicionalmente considerado estable y envidiable. El calentamiento global está alterando los patrones meteorológicos, lo que se traduce en fenómenos más extremos y menos previsibles. Por ejemplo, se han registrado olas de calor más intensas y prolongadas, lluvias torrenciales en épocas inusuales y una mayor frecuencia de calimas. Estos cambios no solo afectan el confort climático, sino también la salud pública, la agricultura y el turismo. Además, la modificación de las corrientes oceánicas puede influir en la nubosidad y en la distribución de las precipitaciones. Aunque Canarias sigue teniendo un clima privilegiado en comparación con otras regiones, es evidente que estamos entrando en una etapa de mayor variabilidad. Por eso, es importante adaptar nuestras infraestructuras, modelos económicos y hábitos de vida a esta nueva realidad climática, sin perder de vista la necesidad de mitigar sus causas.

12. Son varias las ocasiones en las que usted ha insistido en la necesidad de un barco oceanográfico en Canarias. ¿Por qué es importante contar con él? ¿Qué implica no tenerlo?

Contar con un barco oceanográfico en Canarias es una necesidad estratégica, especialmente en el contexto del cambio climático. El Archipiélago está rodeado por un océano que influye directamente en nuestro clima, y sin una plataforma de investigación propia, dependemos de campañas externas que no siempre responden a nuestras prioridades específicas. Un barco permitiría realizar estudios continuos y detallados sobre parámetros clave como la temperatura del agua, las corrientes oceánicas, la acidificación, el nivel del mar y la biodiversidad marina, todos ellos esenciales para entender cómo el cambio climático nos está afectando localmente.

Además, facilitaría la formación de estudiantes, el desarrollo de proyectos científicos propios y la generación de datos que permitan anticipar riesgos climáticos y diseñar estrategias de adaptación eficaces. No disponer de esta herramienta limita nuestra capacidad de respuesta, nos resta competitividad internacional y nos impide ejercer soberanía científica sobre nuestro entorno marino. Un barco oceanográfico no es un lujo, sino una inversión urgente en conocimiento, resiliencia y sostenibilidad.

13. ¿Percibe una mayor concienciación social y política en Canarias frente al cambio climático?

En los últimos años, sí se ha percibido un aumento en la concienciación social y política sobre el cambio climático en Canarias. La ciudadanía está cada vez más informada y preocupada por los efectos visibles del calentamiento global, como las olas de calor, la pérdida de biodiversidad o la erosión costera. También han surgido movimientos juveniles y colectivos ambientales que exigen acciones concretas. A nivel político, se han aprobado planes y estrategias de sostenibilidad, aunque su implementación aún enfrenta obstáculos. La concienciación es un paso importante, pero debe traducirse en políticas coherentes, inversiones sostenidas y cambios estructurales. Es necesario que la lucha contra el cambio climático sea transversal, que se integre en la educación, la economía y la planificación territorial. La ciencia tiene mucho que aportar, pero necesita el respaldo de una sociedad comprometida y de instituciones que actúen con visión de futuro.

14. ¿Qué le diría a aquellos que niegan los efectos del cambio climático?

A quienes niegan los efectos del cambio climático les diría que la evidencia científica es abrumadora y está respaldada por miles de estudios, observaciones y datos recogidos en todo el mundo. El cambio climático no es una opinión, es un fenómeno medible que ya está afectando nuestras vidas. Negarlo no lo detiene, pero sí retrasa las soluciones. Les invitaría a observar los cambios que ya se están produciendo en su entorno y a reflexionar sobre el impacto que esto tiene en las generaciones futuras. Negar el problema es cerrar los ojos ante una realidad que exige responsabilidad colectiva. La ciencia está para servir a la sociedad, y su mensaje es claro: estamos a tiempo de actuar, pero no de ignorar.

15. ¿Qué papel juega Canarias como sede y laboratorio de estudio de los océanos?

Canarias tiene un papel privilegiado como laboratorio natural para el estudio de los océanos. Su ubicación geográfica, entre Europa, África y América, la convierte en un punto estratégico para observar procesos oceánicos clave, como corrientes, afloramientos, biodiversidad y fenómenos climáticos. Además, el Archipiélago cuenta con una gran variedad de ecosistemas marinos, desde fondos volcánicos hasta sebadales y zonas de transición tropical-templada. Esta diversidad permite realizar investigaciones comparativas y desarrollar modelos aplicables a otras regiones. Las universidades y centros de investigación canarios han generado conocimiento valioso, y existe un potencial enorme para consolidar a Canarias como sede de ciencia oceánica internacional. Para ello, es necesario reforzar la infraestructura científica, como el barco oceanográfico, y fomentar la colaboración con instituciones globales. Ser laboratorio del océano no es solo una oportunidad académica, sino también una responsabilidad: contribuir al entendimiento y la protección de un sistema vital para el planeta.