7 DICIEMBRE DE 1526
Por Juan José Laforet. Cronista Oficial de Gran Canaria
Gran Canaria, que tuvo elocuentes e históricos precedentes en hechos del siglo XIV y comienzos del XV, que la marcaron de alguna manera, también tuvo momentos, acontecimientos, disposiciones, que imprimieron indeleblemente su devenir, incluso su propia identidad, y hoy, convertidos en verdaderos hitos históricos, son parte de su presente, de un ser y sentir colectivo desde el que otear el horizonte del futuro y del progreso. Verdaderos hitos insulares que, en 2026, merecerán unas celebraciones muy destacadas, tanto como lo que supusieron para la historia insular.
El año 2026, con extensión al 2027, Gran Canaria debe tener su primera y más destacada efeméride en el 500 Aniversario de la creación de la Real Audiencia de Canarias, por real carta de 7 de diciembre de 1526, dada por Carlos I en Granada, origen y precedente del actual “Tribunal Superior de Justicia de Canarias”, pero que en aquel siglo XVI fue aún mucho más que un destacado órgano judicial, pues su presencia y actividad quizá contribuyera a un aumento de la concentración de población en la nueva urbe, como a nuevas dinámicas en la vida institucional y socio-cultural de este vecindario capitalino. Y es que, como ya apuntó el profesor Francisco Morales Padrón (1995), “la Audiencia, dotada de funciones de justicia y del gobierno, intervendría en asuntos de defensa, levas, cabalgadas, comercio marítimo, hacienda, pesas y medidas, orden público, sanidad, etc.”, imponiéndose incluso de forma preeminente en el protocolo y el ceremonial local.

A ello se suma, en su relación histórica con Las Palmas de Gran Canaria, la importancia que tenía, según ha señalado el profesor Aurelio Santana Rodríguez (1993), al estudiar este organismo y su sede, que era “elemento fundamental para el correcto y eficaz desarrollo de las funciones principales que tenían encomendados el que cada uno de estos tribunales ejerciera las mismas en sede de carácter permanente”. Todos aquellos primeros tribunales creados a finales del siglo XV y comienzos del XVI, que señalan una clara vocación de modernización de la justicia, en el ámbito del nuevo concepto de estado de los Reyes Católicos, y como asevera el Dr. Santana Rodríguez, debían asentarse en una ciudad y una sede determinada, y “esa ciudad será siempre la más importante, por lo menos en el preciso momento de creación de los tribunales, de cada uno de los territorios en que despliegan su actividad”.
Así, Valladolid, Granada, Sevilla y la Villa del Real Las Palmas (la Muy Noble Ciudad Real de Las Palmas a partir de 1515). Aquella decisión no sólo la consideró entonces el lugar más importante para sentarla, “primeramente ordenamos e mandamos que los dichos tres jueces estén e residan en la dicha isla de Gran Canaria e allí tengan el Audiencia”, sino que su presencia a través de los siglos, con momentos en que la presencia y actuación de la Audiencia fue verdaderamente trascendente, contribuyó también a asentar y hacer crecer la importancia de esta capital en el conjunto tanto del Archipiélago, como de sus interconexiones atlánticas.
En la actualidad tres edificios son enormemente simbólicos de la historia de la Real Audiencia. La Casa Regental en la Plaza de Santa Ana, la “Torre de la Audiencia”, en la Plaza de San Agustín, y las Casas Consistoriales donde, entre 1527 y 1842, tuvo su sede este Tribunal.