“Fimucité es un evento cultural puntero a nivel mundial”
María Domenech
El talento tiene su máxima expresión en personas como nuestro protagonista de portada de esta edición del Crónicas veraniega. Nacido en Santa Cruz de Tenerife en 1972, Diego Navarro estrenó con 13 años su primera composición y a los 21 dirigió su primer concierto al frente de una orquesta. Tras unos años de actividad autodidacta comienza sus estudios oficiales en el Conservatorio Superior de Música de S/C de Tenerife. Tres años después, su formación musical pasa a estar bajo la tutela del sistema pedagógico exportado por el Trinity College de Londres y David Goldsmith como maestro. Con una trayectoria de vértigo, este compositor, director de orquesta, fundador y director de FIMUCITÉ y miembro de la Academia de las Ciencias y las Artes Cinematográficas de Hollywood (los Oscar), ha cosechado distinciones de máximo honor como la Medalla de Oro de Santa Cruz de Tenerife y el reconocimiento como Hijo Ilustre de la isla de Tenerife. Su éxito no conoce fronteras y adorna paredes y vitrinas con Goyas como coautor en la composición de bandas sonoras de películas como Atrapa la Bandera o Mariposas negras. Entre sus grandes hitos se encuentra el festival más antiguo del mundo dedicado exclusivamente a la música de cine y bandas sonoras, FIMUCITÉ (Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife. Abrimos telón para descubrir un poco más de este canario cuyas dotes excepcionales para la música han encontrado en el cine, su mejor aliado.
Con 13 años estrenaste tu primera obra, ¿cuándo fuiste consciente de tu capacidad para acompasar con música tus vivencias?
Recuerdo que con 13 años estrené por primera vez en concierto y ante una audiencia, una pieza mía. Fue un evento celebrado en el colegio Alemán —donde estudié de niño— y era un concierto de música clásica que organizaban los colegios alemanes de Europa y que creo que siguen realizando a día de hoy. Fue un momento muy especial porque me presentaba por primera vez ante una audiencia real, aunque con anterioridad ya había creado otras piezas. Me recuerdo a mí mismo desde pequeño, poniéndole música a mis juegos, especialmente mientras me divertía con los Legos o los Playmobil, es un tierno recuerdo que todavía conservo.
¿Cómo vivieron tus familiares, tus amigos, tu pasión por la música?
Mis amigos, en mi adolescencia y juventud, estaban bastante fuera de mi universo musical. Eran los años 80 y 90 y la música de aquel momento no me interesaba para nada, yo disfrutaba con el jazz, la música clásica y la música para el cine. La escuchaba y estudiaba, de forma casi obsesiva. l No digo con esto que no me gustaran otros géneros como el pop, el rock, podía disfrutar de otras tantas músicas, pero principalmente estas eran las que ocupaban mi tiempo. Recuerdo que entorno a los 20 años escribí muchos temas de jazz fusión y ahí si que algún amigo mío mostró interés por esas maquetas. En toda esa época, estuve muy solo en la creación y escrituras de piezas que realizaba en casa, a excepción de esas piezas que pude estrenar en algún que otro concierto muy puntual. Y mi familia, pues digamos que le costó procesar, fue un caso de superdotación musical a nivel creativo que de alguna forma los colapsó un poco y digamos que las circunstancias de aquel momento no ayudaron a que pudieran tener una reacción positiva.

¿Fue el cine el acicate de tu vocación artística?
El cine me hizo soñar desde que era niño. Recuerdo hasta qué punto me fascinaba la relación entre la música y la imagen, y el inmenso poder narrativo que una buena partitura tiene para el cine y como no solo acompaña y adorna, sino que enriquece. Todo eso lo descubrí en esas salas de cine maravillosas de Santa Cruz de Tenerife. Iba al cine y salía de las salas con la música en mi cabeza y que recordaba durante semanas. En plena era de los walkmans yo ya tenía toda una playlist que iba reproduciendo a voluntad cuando me apetecía o cuando se disparaba de forma aleatoria en base a cualquier estímulo que sentía. Digamos que de alguna manera yo ya estaba trazando mi futuro.
“Los compositores de bandas sonoras también narramos una historia, pero a nivel musical”.
Cuéntanos, ¿qué marca la diferencia en la composición de una banda sonora? ¿Cómo es el proceso creador?
En la música para el audiovisual, la partitura siempre tiene que estar al servicio de la imagen; lo que marca la diferencia es que la banda sonora es una traducción musical de todo cuanto estamos viendo, la música se tiene que traducir en emociones. Digamos que los compositores también narramos una historia, pero a nivel musical. Si junto a esto conseguimos que nuestra música sea una propuesta reconocible, que se pueda reconocer tu sello como autor, digamos que se logra completar el círculo del proceso creador.
Respecto al proceso creador, te puedo decir que es fascinante y complejo a la vez; lo primero que hago es leer el guion de la película y hablar con el directora/ora de la misma para conocer sus apetencias y saber qué quiere contar a través del film. También analizar el guion para determinar qué escenas deben llevar música y acto seguido comenzar el proceso de escritura, un proceso complejo porque debe sincronizarse con la acción, con aquello que estamos viendo en la imagen. Cuando trabajas con una orquesta, todo esto conlleva que no solo compones, sino que traduces tu creación a todos los instrumentos que forman parte de la sinfónica y, una vez que ha finalizado el intenso proceso de composición y cuentas con el visto bueno del productor, comienza el proceso de grabación de la banda sonora. Después, llega el proceso de postproducción, de mezcla de toda esa música hasta que finalmente se entrega a la productora y culmina en la mezcla final en otro estudio que conjuga la música con los efectos de sonido de la película, las voces de los actores, etc.
“Fimucité nació en julio de 2007 y es el festival de música para el cine más antiguo del mundo y todo un referente a nivel internacional”.
¿Cómo nace Fimucité?
La primera edición de Fimucité tuvo lugar en julio de 2007 y, a día de hoy, es el festival de música para el cine más antiguo del mundo y todo un referente a nivel internacional. Pero en realidad se gestó antes, en 2005- 2006, cuando presenté al Cabildo de Tenerife un proyecto que yo mismo diseñé, un estudio pormenorizado de 80 páginas sobre la trascendencia de la música para el audiovisual y hasta qué punto era interesante poder atraer la grabación de música para el cine a Canarias, en este caso, a Tenerife. Entendía que era una herramienta de promoción para la orquesta y para las islas, y esa idea original derivó en la creación de Fimucité. Hasta ese momento no existían precedentes de Festival de música para la imagen o el cine propiamente dicho con la duración que tiene Fimucité. Recuerdo la reflexión de mi amigo Don Davis, autor de la legendaria saga Matrix, que fue uno de los invitados en la primera edición de 2007, y que me dijo que “había logrado en mi tierra algo que no existía ni en los Estados Unidos”. Pese a ello, los comienzos fueron duros porque no todo el mundo fue capaz de entender el festival.

¿Costó lograr el respaldo en tu tierra y de las instituciones para sacar adelante un proyecto de la dimensión de Fimucité?
La verdad es que pese a ese sí en mayúsculas que recibí del Cabildo, también tropecé con fuerzas políticas e institucionales que no terminaban de entender el Festival y el inmenso alcance que podía llegar a tener hasta convertirse en una de las principales marcas culturales que tiene Canarias en la actualidad. Estamos hablando de un evento cultural puntero en su género a nivel mundial. Recuerdo que incluso el alcalde de la capital tinerfeña, José Manuel Bermúdez, quien siempre nos apoyó, también comentó en alguna rueda de prensa su incredulidad al conocer los obstáculos que este Festival sorteó en sus comienzos por lo mucho que suponía para la música y para la promoción de la isla. Por suerte, el tiempo es un gran aliado y pone las cosas en su sitio.
Tu trabajo ha trascendido a lugares como Roma, Chicago, Cracovia o Hollywood. En Canarias te queremos y reconocemos, pero ¿es verdad que en Polonia eres toda una estrella?
Tener la posibilidad de escribir bandas sonoras de muchas películas que han tenido distribución mundial en el cine y otras tantas que se han podido y se pueden disfrutar en plataformas como Netflix, Disney, Apple, Amazon, Movistar, etc. permiten a tu trabajo la posibilidad de viajar por todo el mundo. He tenido la posibilidad de actuar en muchos lugares del planeta, pero reconozco que tengo una fuerte vinculación con Polonia, ya que llevo yendo desde el año 2009 al Festival de Música para el Cine de Cracovia a dirigir inmensas producciones, algunas de ellas en coproducción del Fimucité. Una experiencia de escenarios increíbles, ante 15.000 espectadores, y que me ha permitido gozar de un enorme cariño por parte de la sociedad polaca, hasta el punto de que me han realizado documentales o dado un sitio de honor junto a otras celebrities en la pared del principal restaurante de Cracovia con una foto mía. Sin duda, muchos detalles que reflejan que estás y formas parte de esa ciudad y que me llenan de emoción.
“El ingreso en la Academia de los Oscars de Hollywood en julio del año pasado ha sido un espaldarazo internacional para mi carrera maravilloso y un inmenso honor que acepté con muchísima ilusión”.
¿Cómo ingresaste en la Academia de las Ciencias y las Artes Cinematográficas de Hollywood (los Oscar)? ¿Eres el único español? ¿Qué requisitos se exigen?
El ingreso en la Academia de los Oscars de Hollywood en julio del año pasado ha sido un espaldarazo internacional para mi carrera maravilloso y un inmenso honor que acepté con muchísima ilusión. A esta Academia se ingresa de dos formas; la primera, que te den un Oscar; la segunda, que la Academia vaya a buscarte como profesional. En mi caso, fue la segunda opción y una de mis sorpresas es que varios miembros de la academia pusieron mi nombre sobre la mesa porque estimaban que yo podía aportar mucho a la institución. En especial, el compositor americano, Charles Bernstein, al cual aprecio mucho y que tuvo a bien la iniciativa de informarme de la alegría que sentía al haber sucedido esto. Y al mes y medio de esa noticia, recibí la carta oficial dándome la bienvenida e informando sobre el proceso de incorporación a la Academia de los Oscars.

Has atrapado Goyas con películas de animación como ´Atrapa la Bandera´ o ´Mariposas Negras´. ¿Qué representan los premios en tu carrera? ¿Es oxígeno para seguir creando?
La verdad es que es un privilegio maravilloso poder decir que soy coautor como compositor de la banda sonora de dos películas que han ganado Goya en la categoría de mejor largometraje de animación. Los premios siempre son un acicate, una motivación extra fantástica porque te impulsan a crear con ilusión, en mi caso el verdadero y auténtico premio es seguir realizando mi sueño y construir una vida alrededor de la música que escribo. Ganarme la vida como compositor es algo extraordinariamente complicado, soy consciente de ello, pero la realidad es que detrás hay muchos años de dedicación, de fuerza de voluntad, de constancia. Si hoy en día sigo aquí estoy aquí es porque he conseguido perseverar pese a que los fracasos han sido mucho mayores que los éxitos, por lo que puedo decir que los premios son la guinda perfecta al pastel.
“Compositores como John Williams, Ennio Morricone, Jerry Goldsmith o Bernard Hermann, están en mi ADN musical”.
¿Qué compositor o compositores son tus referentes?
Tengo muchos referentes, siempre digo que todo compositor es el resultado de las influencias de otros tantos anteriores. En mi caso, tengo muchos dentro del ámbito de la música clásica, pero dentro del ámbito que nos ocupa destacaría a John Williams, Ennio Morricone, Jerry Goldsmith o Bernard Hermann. Hay muchos más, pero estos cuatro mezclados están en mi ADN como compositor del género y se puede apreciar su influencia en mi escritura.
¿Dónde encuentras la inspiración para crear?
Encuentro la inspiración para crear en las propias historias, en las emociones que esas historias generan en mí. Intento con mi música también crearlas y contar esa misma historia, con lo cual si lo que estoy leyendo me atrae y hace que algo se remueva dentro de mí, automáticamente y en base a mecanismos que a mí mismo se me escapan, ya comienza a surgir la música en sentido literal.
Recientemente visitaba tu estudio el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo. ¿Qué supuso esa visita? ¿Se atrevió con alguna banda sonora?
Fue una visita muy emotiva que me encantó y emocionó especialmente. A Fernando lo conozco hace muchísimos años, 25 en concreto, y cuando era gerente del Organismo de Actividades Musicales de La Laguna, le propuse traer a Tenerife por primera vez la producción musical de la película “Puerta del Tiempo” de Antonio Mingote, un largometraje de animación que estuvo nominado a los Goya. Recuerdo que Fernando Clavijo lo vio rápidamente y entendió en aquel momento la trascendencia del proyecto, me ofreció el máximo apoyo y conseguí traer la producción musical. Esta grabación fue todo un hito porque se convirtió en la primera producción musical de una película nacional grabada en las islas. Digamos que este fue el germen de Fimucité, porque permitió demostrar que desde Canarias se pueden hacer grandes cosas y atraer proyectos importantes a las islas. En este sentido, puedo decir que Clavijo juega un papel especial en el nacimiento de este Festival.
“Soy canario, adoro la calidad de vida que tenemos en las islas y me atrevo a decir que es más meritorio construir y crear desde Canarias para el mundo”.
A pesar del éxito, no has renunciado a vivir en Canarias. ¿Qué implica representar a tu tierra allá donde vas?
La verdad es que siempre he sido un poco majadero, he viajado muchísimo y continúo haciéndolo, pero hace tiempo que decidí crear y expandirme desde Canarias. Yo adoro esta cultura, esta tierra, todas las islas, y adoro Tenerife que es donde nací. Nuestra calidad de vida es incomparable y como en esta tierra no se vive en ningún sitio. Es más, me atrevo a decir que es más meritorio construir y crear desde las islas para el mundo, es mucho más difícil, considero que el fenómeno de la insularidad nos obliga a pagar un alto precio, pero he apostado por este camino, trabajando duro y demostrando que, desde este maravilloso lugar del Atlántico, con perseverancia y mucho trabajo, los resultados positivos acaban llegando. Representar a Canarias allá donde vaya es todo un honor, siento a mi tierra como un lugar excepcional y este amor por ella lo llevo siempre conmigo y nunca me canso de enumerar las excelencias de mis Islas Canarias.