1983 INSÓLITO “ATERRIZAJE” DE UN HARRIER SOBRE UN CARGUERO ESPAÑOL

Es una historia de salvamento sin precedentes. Ocurrió producto de una situación de extrema emergencia protagonizada por un avión de combate británico, que sobrevolaba el Océano Atlántico y que se vio obligado a aterrizar sobre un barco carguero español.

El Sea Harrier 001, un avión de la Royal Navy, había despegado del portaaviones “Illustrious” a las 6 de la tarde del lunes 6 de junio de 1983, en una operación rutinaria de reconocimiento. Por una misteriosa avería, el joven subteniente Ian Watson, perdió el control del equipo de navegación (NAVHARS) y el uso de la radio. Cuando le quedaban apenas seis minutos de autonomía, divisó un mercante frente a las costas de Portugal y decidió un aterrizaje desesperado sobre su cubierta. El portacontenedores que le salvó la vida, de nombre “Alraigo”, era un carguero español de 90 metros de eslora y 13´5 de manga, que hacía la travesía Bilbao-Tenerife. Al mando estaba el capitán Aitor Suso, un joven de 26 años que en un primer momento pensó que el barco podía hundirse con aquella arriesgadísima maniobra. La peripecia del militar permitió realizar el aterrizaje con éxito ante la perplejidad de los catorce tripulantes del buque. El aparato quedó posado con el tren delantero sobre dos contenedores y la cola sobre las tapas de la bodega del barco.

Aquella acción, cuya imagen dio la vuelta al mundo, provocó un conflicto diplomático entre España y Gran Bretaña. Los propietarios del “Alraigo”, que se opusieron a la devolución de la aeronave si no eran indemnizados con una cantidad millonaria, llegaron a solicitar vía judicial el embargo del Harrier. La primera ministra británica, Margaret Thatcher, pidió al presidente del Gobierno español, Felipe González, que pusiera fin a aquel episodio ordenando la devolución del avión a la Royal Navy “al tratarse de territorio británico”.
El gobernador civil, Eligio Hernández, recibió varias llamadas del ministro español de Exteriores, Fernando Morán, en las que le pedía que acabara rápidamente con el suceso. “El jefe de la diplomacia española se puso muy nervioso”, confesaría Hernández años des- pués.

Tras nueve días atracado en la dársena comercial de Santa Cruz (primer barco en acceder a estas instalaciones) y después de la amenaza que se cernía sobre los trabajadores del carguero si no deponían su actitud, el gobernador civil ordenó la intervención policial a bordo, previo mandamiento judicial. El avión abandonó la isla el 15 de junio a bordo del petrolero británico “British Tay”. El armador y los tripulantes del “Alraigo” recibieron una indemnización muy por debajo de la cantidad que pretendían.