Manuel Hermoso: Una vida de compromiso con Canarias

María Doménech

El pasado 17 de junio fallecía a los 89 años Manuel Hermoso. Con su partida, Canarias perdía a un expresidente del Gobierno de Canarias (1993-1999), pero también, a un político de referencia que marcó el rumbo de nuestras islas. Para muchos, Hermoso fue un presidente con alma de alcalde, cargo que ostentó al frente de la capital tinerfeña desde 1979 y hasta 1991.
Considerado pieza esencial en la creación de la Agrupación Tinerfeña de Independientes (ATI) y el impulso de Coalición Canaria, Manuel Hermoso fue políticamente una pieza esencial en la configuración primigenia del nacionalismo canario y quiso dejar su impronta como un hombre de consenso, de búsqueda de soluciones y de una gestión marcada por la positividad. Supo decidir el momento de su retirada y disfrutar de su numerosa familia.
Recordaba el portavoz del Grupo Parlamentario Nacionalista, José Miguel Barragán, el papel crucial que jugó como primer presidente surgido de una fuerza estrictamente canaria, “rompiendo el bipartidismo estatal y mostrando que Canarias podía gobernarse a sí misma con sensatez, estabilidad y ambición propia”. También su creencia en un nacionalismo unido “como única vía para que Canarias pudiera hacerse oír y respetar”.
Por su parte, el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, lamentó el importante vació que deja Manuel Hermoso con su partida, y prometió continuar con su legado “luchando por la Canarias en la que tanto creyó y que supo liderar también en momentos difíciles”. Recordaba en su despedida el presidente Clavijo “la defensa que hizo de su tierra y su contribución al progreso económico y social para posicionar Canarias en el Estado y en Europa”.

“Hizo de la sencillez, virtud”
Especialmente emotivas fueron las palabras de despedida que tuvo el honor de dedicar, a petición expresa de la familia, la vicepresidenta del Parlamento de Canarias, Ana Oramas. Oramas fue parte del equipo de Hermoso durante su etapa al frente del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, pero, ante todo, fue amiga y testigo de su vida pública y de su papel como padre de familia, esposo y abuelo. Reproducimos en este reportaje las palabras pronunciadas por Ana Oramas en la misa funeral:

Gracias señor obispo.
Hablo porque así me lo ha pedido la familia. Ǫuerida Asun, Jose, Marcos, Jorge, Ana y Margot. Y sus nietos, a los que tanto quería.
Ǫuiero empezar por decirles que Manolo ya descansó.
Ǫue como dice el poema de Arturo Macanti, dedicado a su hijo muerto: “Y yo volveré a la hora en punto de la muerte hijo mío, a recogerte y llevarte en mis brazos”.
Hoy, ha vuelto a abrazar a su hijo y, luego, estoy segura de que se ha puesto a arreglar el cielo con Adán Martín.
Manuel Hermoso era una de esas pocas personas que podía mirar a su pasado con la mirada limpia. Uno de esos seres humanos que practicó la lealtad, la honradez y el cariño por la gente a la que servía.
Ǫuienes empezamos en la vida pública con Manolo, que formamos parte de sus equipos, nos sentimos parte de un sueño, ese que supo convertir en los sueños de un pueblo.
Como persona, como padre, como compañero, como político, Manuel Hermoso jamás defraudó a nadie. Hizo de la sencillez una virtud que le acompañó toda su vida. De la palabra, un compromiso y de la vida pública, un ejercicio de diálogo, de tolerancia y de entendimiento.
Manolo tuvo la virtud de entender la vida como solo puede hacerlo un ingeniero, como la tarea de construir puentes para unir a las personas desde la discrepancia.
Se suele decir que detrás de un gran hombre hay siempre una gran mujer, pero las mujeres no están detrás de nadie.
Si Manuel Hermoso ha sido alguien tan importante en la historia reciente de Canarias fue porque tuvo a su lado a una leal compañera de vida. Su mayor crítica y su mejor apoyo. Asun. El amor de su vida.
Nadie que yo conozca ha sentido mayor orgullo y más amor por su familia que Manolo.
Hoy aquí entre nosotros, hay muchas personas que lo conocieron, quisieron y trabajaron con él. Con el alcalde que apostó por los barrios de Santa Cruz para convertirla en una ciudad para vivir. Con el político tinerfeño que sacudió el orgullo de la Isla, diciendo que era hora de abandonar los complejos y ponerse en pie de igualdad. Con el presidente que soñó con una

Canarias fuerte, hecha desde abajo hacia arriba. Desde la Isla al país. Con el líder que entendió y luchó porque fuéramos parte de la Europa unida. Y que a todos los que trabajábamos con él nos daba una sola instrucción: Ǫuizás no puedas resolver el problema de alguno, o de muchos, pero que nadie se vaya sin que le escuches.
Escuchar, qué difícil es eso hoy.
Fue por la vida de cara, a pecho descubierto. Respetó a los adversarios que nunca vio como enemigos y cuando llegó el momento, supo hacer eso que tan poca gente sabe hacer que es dar un paso al lado y dejar la antorcha a otros que siguieran enfrentando el futuro,
Hoy nos llegó a nosotros la otra hora de decirle adiós. De honrar su memoria y de entregarle nuestro cariño a Asun y a sus hijos. De despedir a quien, a pesar de todos sus cargos, cincuenta años después, iba por la calle y le decían adiós alcalde.
Aquí hoy con nosotros no yace el cuerpo de un hombre corriente sino de un gigante. No hay un anciano que cerró sus ojos por última vez. Aquí está el recuerdo de una generación que hizo posible este sueño de hoy.
Aquí está una parte de nuestra historia.